EL ESPÍRITU NO ENFERMA
- tienesentido
- 27 feb 2015
- 21 Min. de lectura
El espíritu no enferma...esta frase se encuentra en varios lugares por la obra de V. Frankl. Pero cuál es su sentido preciso? ¿cuál es el modo correcto de interpretarla? ¿Qué importancia tiene en la práctica clínica? Intentando responder a estas cuestiones imaginemos un diálogo entre un médico y alguien que se inicia en la logoterapia. Es otoño en el Parque del Retiro y ambos caminan bajo los rojos árboles y el lector dice en voz y como riendo “¿no será el otoño una enfermedad del verano? ¿no será una enfermedad del tiempo? o -como el espíritu- ¿el otoño nunca enferma?” Médico: No sé por qué en lugar de disfrutar del paseo se te da por ponerte a pensar...hay veces que lo más razonable es no usar la razón !! Lector: Está bien...pero hay veces que la belleza te hace pensar, como le diría Platón a sus discípulos...Vamos, empiezo yo...ejercitemos a la par del cuerpo también el pensamiento. Como te decía, para mí, el espíritu se puede enfermar, me cuesta entender que no puede padecer, sufrir... Médico: A lo que decís habría que ponerle algunos matices...como los colores que en otoño tiene un bosque y que tanto te gusta. En primer lugar habría que distinguir entre sufrir y enfermar. Uno de los aportes más importantes que hace la antropología frankliana es enunciar que lo psíquico y lo físico están separados por una membrana porosa, de modo que uno traspasa al otro produciendo alteraciones uno en otro. Pero lo espiritual, esa dimensión humana, no pertenece a las categorías de lo psicofísico, de lo fáctico, de ese modo entre lo espiritual y lo psicofísico más que una membrana porosa, lo que hay es un “hiato ontológico”.Por eso las categorías de sano o enfermo no se pueden aplicar a lo espiritual. Y una cosa más, -mientras veíamos como pasaban las hojas llevadas por una suave brisa- las categorías de sano y enfermo no deben entenderse de un modo estático sino siempre dinámico, más que sustantivos son verbos…el sanar y el enfermar dicen más al desarrollo, a proceso. Sería bueno que tampoco se lo utilice en lo referente a los seres humanos, es preferible hablar de enfermar, así el verbo muestra como se está desarrollando. A su vez la denominación de “enfermedad” habría que substituirla por la de “disfunción”, o mejor aún “en este momento hay una disfunción”, pero de suyo no tiene entidad, como diría un filósofo que conozco, no es una “cosa en sí”. La disfunción es algo en la historia de la persona, pero no se puede confundir con la persona…por eso la persona espiritual no enferma. Lector: Ahí me perdí un poco… ¿cómo es eso de la persona espiritual? ¿qué lugar tiene el espíritu en todo esto? Médico: Bueno, este es uno de los temas centrales de la logoterapia. Frankl introduce en el análisis a lo espiritual, le da, dentro del análisis, un lugar central. Es más, te diría que lo espiritual es la presencia fundante de la esencia humana…Sentémonos un rato…Nietzsche dice que las ideas se tienen que gestar caminando al aire libre pero mejor sentémonos para que no te distraigas. El espíritu está en la persona independientemente del acto que ésta realice, el espíritu está aunque no pueda expresarse a través de lo psico-físico Por eso más que decir que el espíritu enferma, habría que decir que no se manifiesta, porque cuando se manifiesta se muestra como salud. Así como la verdad no puede ser mentira, así el espíritu no puede ser enfermedad. Y quisiera aclararte algo más, algo que en la charla uno no tiene en cuenta y que mejor que decir que el ser humano tiene espíritu, es decir que “es” espíritu. “Es” espíritu y “tiene” cuerpo y “tiene” psique. Esto es lo que quise decir cuando dije que entre lo espiritual y lo psicofísico había un hiato ontológico, uno pertenece al ser y otro al tener. Lector: Menos mal que estamos sentados…un poco mucho para mí…A ver si te entiendo bien…hay tanta diferencia entre ser y tener? ¿son dos cosas tan distintas? Médico: Mas que sentarnos necesitaríamos una pizarra…pero no te preocupes, entender a un autor lleva tiempo, estamos acostumbrados a entender todo al instante, porque nuestros mensajes son muy sencillos…hay temas que requieren un poco más de tiempo…paciencia…mucha paciencia…¿Cómo explicarlo?…imaginemos un avión, el avión tiene ruedas, pero las ruedas no son lo fundante del avión…lo fundante del avión es la capacidad de volar, capacidad que no se manifestaría si no tuviera ruedas o se manifestaría defectuosamente… Pero llevado al ser humano el ser humano no sólo es, sino también que es tener, es hacer, es poder, es querer…todo eso es el ser humano…es una unidad múltiple y si sólo vemos la unidad o sólo la multiplicidad lo estamos limitando, parcializando… Lector: Mirá vos…y yo creía entender lo que leía…qué suerte que pudimos charlar… pero no creas que ya me convenciste o mejor, que ya entendí todo. Porque si como decís el espíritu no enferma ¿cómo es que Frankl habla de neurosis noogenas?...y noogenas significa que nacen del nous, que nacen del espíritu, no es así? Médico: Sí, ese es el significado de la palabra pero el sentido es más complejo. No te distraigas con los árboles…y prestame atención… La neurosis noogena es un eclipse espiritual, la dimensión espiritual está presente, de lo contrario no habría ser humano, pero la oscuridad que surge la produce el organismo psicofísico, este eclipse genera una sensación de vacío pero lo espiritual está ahí escondido en la oscuridad, esperando que lo despertemos…algo así como lo que sucede en la primavera. Imaginá al otoño como un eclipse de la vida, ella está pero escondida, en barbecho...en primavera se despierta. O si querés otro ejemplo más de ciudad. Una lámpara rota no puede dar luz aunque reciba la corriente eléctrica correcta, metafóricamente es la lámpara la que está enferma no la corriente. La lámpara es lo psicofísico, la corriente es lo espiritual. Lector: Entonces las neurosis noogenas son enfermedades surgidas del espíritu pero no son enfermedades en el espíritu... Médico: Más que surgidas del espíritu son enfermedades que se manifiestan por un oscurecimiento del espíritu…como cuando baja la marea vos ves las piedras en el mar…pero la marea no originó las piedras…ellas ya estaban…Cuando se retrae el espíritu aparecen las afecciones de lo psicofísico…. En la obra de Frankl que se llama El hombre doliente aparece el ejemplo del piano, el pianista y el afinador. En esa comparación el pianista sería lo espiritual y el piano lo psicofísico. Me seguís…hay que tener en cuenta que ni el mejor pianista puede tocar bien un piano desafinado que en este caso sería un símil de la enfermedad. Entonces se llama al afinador como una especie de intervención del médico y éste afina el piano (símil del tratamiento). Entendés la comparación? Lector: Si…lo entiendo pero ¿qué ocurre cuando no es un piano, sino un ser humano el que está “desafinado”, en el sentido de una psicosis? Médico: Te explico. La psicosis es una somatosis y no una enfermedad del espíritu propiamente dicho, de la persona. No es, pues la persona la que está “enferma de” psicosis -sin negar que “padezca con” la psicosis- sólo puede enfermar el organismo psicofísico: él es el afectado por la psicosis. Sólo el instrumento se desafina -ambos términos, “instrumento” y “desafinado”, tomados en sentido literal y en sentido figurado… Pero, además me parece que hay algo que está dificultando tu comprensión… Lector: Siii mi inteligencia…o mejor ¡la oscuridad de mi inteligencia! Médico: A ver…está bien que el humor sea una característica del hombre…pero no quieras ahora ser demasiado humano… creo que la dificultad de comprender que el espíritu no enferma se origina en el error de considerar el conflicto como enfermedad. Eso me parece que a vos te preocupa… El conflicto es parte de la vida y la salud es la posibilidad de dar respuesta a esos conflictos. Si no se pueden dar dichas respuestas aparece la enfermedad, siempre y cuando haya una predisposición psicofísica. Lector: Ah, como te gusta decir a vos “esto es un cambio de paradigma”, pero no te parece que si la persona espiritual no puede ser afectada de ninguna forma ¿no se vuelve la persona espiritual de alguna manera infalible o imperturbable? Médico: No entiendo bien lo que querés preguntar? Hay veces que tenés el don de hacer difícil lo fácil…. ¡trata de ser más claro! Lector: Intentaré…se ve que si dejo a mi espíritu en la inconsciencia no logro mucho…vamos de vuelta. Para mí -y volviendo a la idea de matiz- creo que el espíritu sí puede afectarse. Por ejemplo la fotógrafa que está allí debajo de aquél nogal, se acercó a él, a ese nogal, porque para ella era distinto a los demás, merecía una foto…podemos decir que la belleza solo la captó su organismo psicofísico…o acaso ¿no lo capto también y más propiamente su espíritu? ¿no afectó el nogal a su espíritu? Médico: Si, pero esa afectación no es una patología… te repito: conflicto no es enfermedad. Me gustaría saber si a cualquier persona consentiría en vivir si poseyera sabiduría y mente y conocimiento y memoria de todas las cosas, pero careciera de todo sentido del placer y del dolor y no fuera afectado por esos sentimientos o por otros semejantes. Lector: No, por eso me parece que tenemos que matizar también el tema de la afectación. Si el espíritu no sufriera, vamos a decirlo así, de algún modo la cosas del mundo, sería algo inconmovible, y a mi entender, fuera de este mundo, y siguiendo tu razonamiento anterior creo que la vida perdería su sabor, su motivación. Médico: Volviendo a la fotógrafa…que por cierto… ¡sigue sacando fotos a los árboles! El ser humano es una unidad múltiple en preponderancia y complementariedad, la fotógrafa necesita de su organismo psico-físico para que se le manifieste la belleza del árbol. Si por alguna razón no captara la belleza eso no quiere decir que el árbol perdiera su belleza, esa belleza no se enferma si no es captada, no se manifiesta pero es belleza. Así también el espíritu…no es que no sienta, que no se perturbe…hay veces que no puede manifestar su perturbación o sus sentimientos. Lector: Ahora veo entonces el espíritu es afectado por las cosas bellas y por las cosas feas, pero eso es algo normal en la vida del espíritu. Lo que no sucede, según lo que me explicaste, es que esa afectación llegue a ser enfermedad. ¿Será algo así?...Hay veces que pienso en la vida del espíritu como una especie de paz…¡quiero volver a lo inorgánico diría un freudiano!! Médico: Lo espiritual es todo lo contrario a lo impasible. Acordate que la conciencia es el órgano del sentido donde lo universal de los valores si sitúan en el aquí y ahora. Y esto es una fuente de conflicto. Esa decisión personal entre lo que es y lo que puede ser afecta, si, pero lejos de enfermar permite manifestarse como un ser único, irrepetible e insustituible, un ser que habiendo sido y siendo quiere llegar a ser y si fueras filósofo te diría que la persona es un gerundio existencial. Lector: No sé si te parece…pero, después de todo lo que me explicaste, creo que tendríamos que ampliar la noción frankliana de homo patiens. Siempre me causó gracia la imagen que usa en uno de sus libros…dice que los que se dediquen a la logoterapia no tienen que ser ni loros ni robots…no hay que repetirlo…sino ir más allá…bueno…intentemos…alguien seguramente nos podrá corregir…pero ¿no te parece que habría que ver al homo patiens no sólo en el sufrimiento sino también en toda la gama de afecciones que la vida trae consigo? Médico…¡Si la fotógrafa tardara tanto en sacar una foto como vos en hacer una pregunta ya le hubiera hecho la noche!! Lector: Creo que el patiens, el padecer se puede aplicar, como hace Frankl, a los temas del sufrimiento, en ese caso el espíritu no puede ser patiens…solo lo es el ser humano en tanto que no puede, como dijiste, lograr que el espíritu se manifieste. Pero cuando hablamos de sentirse afectado, de percibir, ya sea en el amor a la persona amada, y en la conciencia percibir los valores, entonces también podríamos hablar de una pasión, pero pasión por los valores, por el sentido. Médico: Mirá la pasión no es un antídoto contra el dolor, quien no es capaz de sufrir no es capaz de amar, y lo que para mí es más importante, quién no es capaz de amar tampoco es capaz de sufrir. Ambas afecciones van de la mano pero no al modo de un equilibrio homeostático…Hay un texto de Frankl que, aunque no lo creas, todavía lo recuerdo…más o menos dice que la búsqueda humana de sentido y de valores puede nacer de una tensión interior y no de un equilibrio interno. Y entonces, precisamente esa tensión es requisito indispensable de salud mental. Fijate lo que dije…salud mental…la tensión entre el poder ser y el ser que tanto te atormenta…es un signo no de neurosis sino de tu ¡salud! Por eso para Frankl nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un sentido. Lector: Entonces por todo lo que venimos diciendo veo ahora que el espíritu no enferma, pero tiene afecciones, sufre tensiones y que esas tensiones son, en gran medida, signos de salud. Entiendo también que el espíritu no se enferma porque si se enfermara no podría autodistanciarse, no podía ejercer esa capacidad de oposición que lo caracteriza…Esa es una noción que me confunde…podrías explicarla, capacidad de oponerme ¿a qué? Médico: Algo que hay que tener en cuenta es que la logoterapia apela a la persona, a la facultad del espíritu de contraponerse a lo psicofísico, de resistirlo. Se apela a ese «poder de resistencia del espíritu» gracias al cual el espíritu enfrenta a las disfunciones del aparato psicofísico. Lo que dijimos antes del hiato ontológico se manifiesta acá de otra manera…ese antagonismo entre la existencia y la facticidad tiene una extremada relevancia terapéutica. Gracias a esta facultad de lo espiritual para enfrentarse a lo psicofísico, la logoterapia, como psicoterapia «desde lo espiritual», puede abordar, por la vía de lo espiritual y con los medios de lo espiritual, todos los estados psicofísicos. El Lector se quedó en silencio tratando de rumiar lo que acababa de escuchar. Poco a poco el cielo se iba despejando y el último sol de la tarde venía a despedirse del jardín. Esa luz, más que de otoño anunciaba ya al invierno y puso al Lector a pensar en lo frágil y pasajero que es todo…la imagen de la tarde apagándose y el anuncio del frío lo llevó a repetir una frase que le había asombrado en Viktor Frankl. Como quien recita una poesía la repitió en voz alta “situado ante el abismo, el hombre ve la profundidad y lo que percibe en el fondo del abismo es la estructura trágica de la existencia” . La frase, el frío y el crepúsculo le despertaron aún una pregunta más. Lector. Pero hay algo que todavía no entiendo…y creo que es ese el gran tema que me preocupa. Ya me has mostrado que el espíritu no enferma…pero acaso la persona no puede fracasar? ¿acaso no podemos sentirnos frustrados? No será esa frustración una prueba de que en el hombre hay algo más que homeóstasis…pero…no llego a entender. ¿Cuál sería la diferencia entre la frustración existencial y la enfermedad del espíritu? Médico: No es nada fácil pero te puedo decir que en la frustración existencial el espíritu se hace presente en la ausencia de su manifestación a través de lo psicofísico, el malestar existencial no es enfermedad, es eclipse existencial. No hay enfermedad del espíritu y ese, como para Frankl, es mi credo psiquiátrico: la fe inconmovible en la personalidad espiritual, incluso en el enfermo psicótico En el fondo tiene razón Aristóteles, en algunas discusiones es necesario detenerse…nos detenemos en la persona que, de suyo, no puede enfermar. Pensar en un más allá de ella sería no entender de lo que se está hablando. Médico: Sería bueno que hagas algo de filosofía…Frankl dice que como el análisis existencial no es una terapéutica de la neurosis, no está reservada al médico, sino que afecta por igual al filósofo y al teólogo, al pedagogo y al psicólogo, pues ellos tienen que hacerse cargo tanto como el médico de la duda en el sentido de la existencia Lector: Veo que la vida te ha convertido en sabio…tu saber médico va acompañado de los límites de tu saber …Y para salvar el hiato ontológico ¿qué te parece si vamos a comer un plato de jamón? Médico y lector abandonan el Parque, la noche ya cae, testigos fueron los árboles de algo más que un simple diálogo.
El espíritu no enferma...esta frase se encuentra en varios lugares por la obra de V. Frankl. Pero cuál es su sentido preciso? ¿cuál es el modo correcto de interpretarla? ¿Qué importancia tiene en la práctica clínica? Intentando responder a estas cuestiones imaginemos un diálogo entre un médico y alguien que se inicia en la logoterapia. Es otoño en el Parque del Retiro y ambos caminan bajo los rojos árboles y el lector dice en voz y como riendo “¿no será el otoño una enfermedad del verano? ¿no será una enfermedad del tiempo? o -como el espíritu- ¿el otoño nunca enferma?” Médico: No sé por qué en lugar de disfrutar del paseo se te da por ponerte a pensar...hay veces que lo más razonable es no usar la razón !! Lector: Está bien...pero hay veces que la belleza te hace pensar, como le diría Platón a sus discípulos...Vamos, empiezo yo...ejercitemos a la par del cuerpo también el pensamiento. Como te decía, para mí, el espíritu se puede enfermar, me cuesta entender que no puede padecer, sufrir... Médico: A lo que decís habría que ponerle algunos matices...como los colores que en otoño tiene un bosque y que tanto te gusta. En primer lugar habría que distinguir entre sufrir y enfermar. Uno de los aportes más importantes que hace la antropología frankliana es enunciar que lo psíquico y lo físico están separados por una membrana porosa, de modo que uno traspasa al otro produciendo alteraciones uno en otro. Pero lo espiritual, esa dimensión humana, no pertenece a las categorías de lo psicofísico, de lo fáctico, de ese modo entre lo espiritual y lo psicofísico más que una membrana porosa, lo que hay es un “hiato ontológico”.Por eso las categorías de sano o enfermo no se pueden aplicar a lo espiritual. Y una cosa más, -mientras veíamos como pasaban las hojas llevadas por una suave brisa- las categorías de sano y enfermo no deben entenderse de un modo estático sino siempre dinámico, más que sustantivos son verbos…el sanar y el enfermar dicen más al desarrollo, a proceso. Sería bueno que tampoco se lo utilice en lo referente a los seres humanos, es preferible hablar de enfermar, así el verbo muestra como se está desarrollando. A su vez la denominación de “enfermedad” habría que substituirla por la de “disfunción”, o mejor aún “en este momento hay una disfunción”, pero de suyo no tiene entidad, como diría un filósofo que conozco, no es una “cosa en sí”. La disfunción es algo en la historia de la persona, pero no se puede confundir con la persona…por eso la persona espiritual no enferma. Lector: Ahí me perdí un poco… ¿cómo es eso de la persona espiritual? ¿qué lugar tiene el espíritu en todo esto? Médico: Bueno, este es uno de los temas centrales de la logoterapia. Frankl introduce en el análisis a lo espiritual, le da, dentro del análisis, un lugar central. Es más, te diría que lo espiritual es la presencia fundante de la esencia humana…Sentémonos un rato…Nietzsche dice que las ideas se tienen que gestar caminando al aire libre pero mejor sentémonos para que no te distraigas. El espíritu está en la persona independientemente del acto que ésta realice, el espíritu está aunque no pueda expresarse a través de lo psico-físico Por eso más que decir que el espíritu enferma, habría que decir que no se manifiesta, porque cuando se manifiesta se muestra como salud. Así como la verdad no puede ser mentira, así el espíritu no puede ser enfermedad. Y quisiera aclararte algo más, algo que en la charla uno no tiene en cuenta y que mejor que decir que el ser humano tiene espíritu, es decir que “es” espíritu. “Es” espíritu y “tiene” cuerpo y “tiene” psique. Esto es lo que quise decir cuando dije que entre lo espiritual y lo psicofísico había un hiato ontológico, uno pertenece al ser y otro al tener. Lector: Menos mal que estamos sentados…un poco mucho para mí…A ver si te entiendo bien…hay tanta diferencia entre ser y tener? ¿son dos cosas tan distintas? Médico: Mas que sentarnos necesitaríamos una pizarra…pero no te preocupes, entender a un autor lleva tiempo, estamos acostumbrados a entender todo al instante, porque nuestros mensajes son muy sencillos…hay temas que requieren un poco más de tiempo…paciencia…mucha paciencia…¿Cómo explicarlo?…imaginemos un avión, el avión tiene ruedas, pero las ruedas no son lo fundante del avión…lo fundante del avión es la capacidad de volar, capacidad que no se manifestaría si no tuviera ruedas o se manifestaría defectuosamente… Pero llevado al ser humano el ser humano no sólo es, sino también que es tener, es hacer, es poder, es querer…todo eso es el ser humano…es una unidad múltiple y si sólo vemos la unidad o sólo la multiplicidad lo estamos limitando, parcializando… Lector: Mirá vos…y yo creía entender lo que leía…qué suerte que pudimos charlar… pero no creas que ya me convenciste o mejor, que ya entendí todo. Porque si como decís el espíritu no enferma ¿cómo es que Frankl habla de neurosis noogenas?...y noogenas significa que nacen del nous, que nacen del espíritu, no es así? Médico: Sí, ese es el significado de la palabra pero el sentido es más complejo. No te distraigas con los árboles…y prestame atención… La neurosis noogena es un eclipse espiritual, la dimensión espiritual está presente, de lo contrario no habría ser humano, pero la oscuridad que surge la produce el organismo psicofísico, este eclipse genera una sensación de vacío pero lo espiritual está ahí escondido en la oscuridad, esperando que lo despertemos…algo así como lo que sucede en la primavera. Imaginá al otoño como un eclipse de la vida, ella está pero escondida, en barbecho...en primavera se despierta. O si querés otro ejemplo más de ciudad. Una lámpara rota no puede dar luz aunque reciba la corriente eléctrica correcta, metafóricamente es la lámpara la que está enferma no la corriente. La lámpara es lo psicofísico, la corriente es lo espiritual. Lector: Entonces las neurosis noogenas son enfermedades surgidas del espíritu pero no son enfermedades en el espíritu... Médico: Más que surgidas del espíritu son enfermedades que se manifiestan por un oscurecimiento del espíritu…como cuando baja la marea vos ves las piedras en el mar…pero la marea no originó las piedras…ellas ya estaban…Cuando se retrae el espíritu aparecen las afecciones de lo psicofísico…. En la obra de Frankl que se llama El hombre doliente aparece el ejemplo del piano, el pianista y el afinador. En esa comparación el pianista sería lo espiritual y el piano lo psicofísico. Me seguís…hay que tener en cuenta que ni el mejor pianista puede tocar bien un piano desafinado que en este caso sería un símil de la enfermedad. Entonces se llama al afinador como una especie de intervención del médico y éste afina el piano (símil del tratamiento). Entendés la comparación? Lector: Si…lo entiendo pero ¿qué ocurre cuando no es un piano, sino un ser humano el que está “desafinado”, en el sentido de una psicosis? Médico: Te explico. La psicosis es una somatosis y no una enfermedad del espíritu propiamente dicho, de la persona. No es, pues la persona la que está “enferma de” psicosis -sin negar que “padezca con” la psicosis- sólo puede enfermar el organismo psicofísico: él es el afectado por la psicosis. Sólo el instrumento se desafina -ambos términos, “instrumento” y “desafinado”, tomados en sentido literal y en sentido figurado… Pero, además me parece que hay algo que está dificultando tu comprensión… Lector: Siii mi inteligencia…o mejor ¡la oscuridad de mi inteligencia! Médico: A ver…está bien que el humor sea una característica del hombre…pero no quieras ahora ser demasiado humano… creo que la dificultad de comprender que el espíritu no enferma se origina en el error de considerar el conflicto como enfermedad. Eso me parece que a vos te preocupa… El conflicto es parte de la vida y la salud es la posibilidad de dar respuesta a esos conflictos. Si no se pueden dar dichas respuestas aparece la enfermedad, siempre y cuando haya una predisposición psicofísica. Lector: Ah, como te gusta decir a vos “esto es un cambio de paradigma”, pero no te parece que si la persona espiritual no puede ser afectada de ninguna forma ¿no se vuelve la persona espiritual de alguna manera infalible o imperturbable? Médico: No entiendo bien lo que querés preguntar? Hay veces que tenés el don de hacer difícil lo fácil…. ¡trata de ser más claro! Lector: Intentaré…se ve que si dejo a mi espíritu en la inconsciencia no logro mucho…vamos de vuelta. Para mí -y volviendo a la idea de matiz- creo que el espíritu sí puede afectarse. Por ejemplo la fotógrafa que está allí debajo de aquél nogal, se acercó a él, a ese nogal, porque para ella era distinto a los demás, merecía una foto…podemos decir que la belleza solo la captó su organismo psicofísico…o acaso ¿no lo capto también y más propiamente su espíritu? ¿no afectó el nogal a su espíritu? Médico: Si, pero esa afectación no es una patología… te repito: conflicto no es enfermedad. Me gustaría saber si a cualquier persona consentiría en vivir si poseyera sabiduría y mente y conocimiento y memoria de todas las cosas, pero careciera de todo sentido del placer y del dolor y no fuera afectado por esos sentimientos o por otros semejantes. Lector: No, por eso me parece que tenemos que matizar también el tema de la afectación. Si el espíritu no sufriera, vamos a decirlo así, de algún modo la cosas del mundo, sería algo inconmovible, y a mi entender, fuera de este mundo, y siguiendo tu razonamiento anterior creo que la vida perdería su sabor, su motivación. Médico: Volviendo a la fotógrafa…que por cierto… ¡sigue sacando fotos a los árboles! El ser humano es una unidad múltiple en preponderancia y complementariedad, la fotógrafa necesita de su organismo psico-físico para que se le manifieste la belleza del árbol. Si por alguna razón no captara la belleza eso no quiere decir que el árbol perdiera su belleza, esa belleza no se enferma si no es captada, no se manifiesta pero es belleza. Así también el espíritu…no es que no sienta, que no se perturbe…hay veces que no puede manifestar su perturbación o sus sentimientos. Lector: Ahora veo entonces el espíritu es afectado por las cosas bellas y por las cosas feas, pero eso es algo normal en la vida del espíritu. Lo que no sucede, según lo que me explicaste, es que esa afectación llegue a ser enfermedad. ¿Será algo así?...Hay veces que pienso en la vida del espíritu como una especie de paz…¡quiero volver a lo inorgánico diría un freudiano!! Médico: Lo espiritual es todo lo contrario a lo impasible. Acordate que la conciencia es el órgano del sentido donde lo universal de los valores si sitúan en el aquí y ahora. Y esto es una fuente de conflicto. Esa decisión personal entre lo que es y lo que puede ser afecta, si, pero lejos de enfermar permite manifestarse como un ser único, irrepetible e insustituible, un ser que habiendo sido y siendo quiere llegar a ser y si fueras filósofo te diría que la persona es un gerundio existencial. Lector: No sé si te parece…pero, después de todo lo que me explicaste, creo que tendríamos que ampliar la noción frankliana de homo patiens. Siempre me causó gracia la imagen que usa en uno de sus libros…dice que los que se dediquen a la logoterapia no tienen que ser ni loros ni robots…no hay que repetirlo…sino ir más allá…bueno…intentemos…alguien seguramente nos podrá corregir…pero ¿no te parece que habría que ver al homo patiens no sólo en el sufrimiento sino también en toda la gama de afecciones que la vida trae consigo? Médico…¡Si la fotógrafa tardara tanto en sacar una foto como vos en hacer una pregunta ya le hubiera hecho la noche!! Lector: Creo que el patiens, el padecer se puede aplicar, como hace Frankl, a los temas del sufrimiento, en ese caso el espíritu no puede ser patiens…solo lo es el ser humano en tanto que no puede, como dijiste, lograr que el espíritu se manifieste. Pero cuando hablamos de sentirse afectado, de percibir, ya sea en el amor a la persona amada, y en la conciencia percibir los valores, entonces también podríamos hablar de una pasión, pero pasión por los valores, por el sentido. Médico: Mirá la pasión no es un antídoto contra el dolor, quien no es capaz de sufrir no es capaz de amar, y lo que para mí es más importante, quién no es capaz de amar tampoco es capaz de sufrir. Ambas afecciones van de la mano pero no al modo de un equilibrio homeostático…Hay un texto de Frankl que, aunque no lo creas, todavía lo recuerdo…más o menos dice que la búsqueda humana de sentido y de valores puede nacer de una tensión interior y no de un equilibrio interno. Y entonces, precisamente esa tensión es requisito indispensable de salud mental. Fijate lo que dije…salud mental…la tensión entre el poder ser y el ser que tanto te atormenta…es un signo no de neurosis sino de tu ¡salud! Por eso para Frankl nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un sentido. Lector: Entonces por todo lo que venimos diciendo veo ahora que el espíritu no enferma, pero tiene afecciones, sufre tensiones y que esas tensiones son, en gran medida, signos de salud. Entiendo también que el espíritu no se enferma porque si se enfermara no podría autodistanciarse, no podía ejercer esa capacidad de oposición que lo caracteriza…Esa es una noción que me confunde…podrías explicarla, capacidad de oponerme ¿a qué? Médico: Algo que hay que tener en cuenta es que la logoterapia apela a la persona, a la facultad del espíritu de contraponerse a lo psicofísico, de resistirlo. Se apela a ese «poder de resistencia del espíritu» gracias al cual el espíritu enfrenta a las disfunciones del aparato psicofísico. Lo que dijimos antes del hiato ontológico se manifiesta acá de otra manera…ese antagonismo entre la existencia y la facticidad tiene una extremada relevancia terapéutica. Gracias a esta facultad de lo espiritual para enfrentarse a lo psicofísico, la logoterapia, como psicoterapia «desde lo espiritual», puede abordar, por la vía de lo espiritual y con los medios de lo espiritual, todos los estados psicofísicos. El Lector se quedó en silencio tratando de rumiar lo que acababa de escuchar. Poco a poco el cielo se iba despejando y el último sol de la tarde venía a despedirse del jardín. Esa luz, más que de otoño anunciaba ya al invierno y puso al Lector a pensar en lo frágil y pasajero que es todo…la imagen de la tarde apagándose y el anuncio del frío lo llevó a repetir una frase que le había asombrado en Viktor Frankl. Como quien recita una poesía la repitió en voz alta “situado ante el abismo, el hombre ve la profundidad y lo que percibe en el fondo del abismo es la estructura trágica de la existencia” . La frase, el frío y el crepúsculo le despertaron aún una pregunta más. Lector. Pero hay algo que todavía no entiendo…y creo que es ese el gran tema que me preocupa. Ya me has mostrado que el espíritu no enferma…pero acaso la persona no puede fracasar? ¿acaso no podemos sentirnos frustrados? No será esa frustración una prueba de que en el hombre hay algo más que homeóstasis…pero…no llego a entender. ¿Cuál sería la diferencia entre la frustración existencial y la enfermedad del espíritu? Médico: No es nada fácil pero te puedo decir que en la frustración existencial el espíritu se hace presente en la ausencia de su manifestación a través de lo psicofísico, el malestar existencial no es enfermedad, es eclipse existencial. No hay enfermedad del espíritu y ese, como para Frankl, es mi credo psiquiátrico: la fe inconmovible en la personalidad espiritual, incluso en el enfermo psicótico En el fondo tiene razón Aristóteles, en algunas discusiones es necesario detenerse…nos detenemos en la persona que, de suyo, no puede enfermar. Pensar en un más allá de ella sería no entender de lo que se está hablando. Médico: Sería bueno que hagas algo de filosofía…Frankl dice que como el análisis existencial no es una terapéutica de la neurosis, no está reservada al médico, sino que afecta por igual al filósofo y al teólogo, al pedagogo y al psicólogo, pues ellos tienen que hacerse cargo tanto como el médico de la duda en el sentido de la existencia Lector: Veo que la vida te ha convertido en sabio…tu saber médico va acompañado de los límites de tu saber …Y para salvar el hiato ontológico ¿qué te parece si vamos a comer un plato de jamón? Médico y lector abandonan el Parque, la noche ya cae, testigos fueron los árboles de algo más que un simple diálogo.

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